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"THE 21st-Century BRAIN", Explaining, Mending and Manipulating the Mind, Steven Rose, 2005, pages 81 - 83
Sexos Distintos Cerebros Diferentes (2)
¿Qué hace este tipo de diferencias normales o anormales para el desarrollo cerebral? Como ya se ha dicho, en promedio, los varones tienden a tener el cerebro ligeramente más pesado que las mujeres. Por otra parte, las mujeres en el momento del nacimiento tienden a ser bebas "más avanzadas" en términos de comportamiento y la capacidad funcional que los niños.
Durante el desarrollo posnatal otras diminutas diferencias en la estructura del cerebro aparecen. Aunque los dos hemisferios cerebrales parecen idénticos en tamaño y forma, hay pequeñas asimetrías, y el cerebro masculino tiende a ser más asimétrico que el femenino.
Existen también manifiestas diferencias en la estructura y tamaño en las regiones del hipotálamo y cuerpo calloso. No es de extrañar que esta sea una área disputada ferozmente; porque dichas similitudes y diferencias pueden ser objeto de apropiación (o desapropiación) para reclamar y poder explicar la persistencia de la dominación de los hombres en una sociedad patriarcal.
Es bien conocido que ciertos rasgos, como la ceguera a los colores y la hemofilia, puede ser llevados a través de la mujer, pero solo se expresa en el sexo masculino; una consecuente declaración es que todos los cerebros humanos comienzan siendo femeninos, y que algunos "se masculinizan" durante el desarrollo del feto, una "masculinización" en la cual la diferencia cromosómica es necesaria pero no suficiente.
Una clave de esta "masculinización" es la hormona testosterona. Popularmente, la testosterona es la hormona "masculina", el estrógeno es hormona femenina.
Sin embargo, en realidad, la testosterona y los estrógenos son producidos por hombres y mujeres, sólo que las proporciones varían en promedio; estando la testosterona presente en mayor concentración en los varones.
Ninguna de estas hormonas es producida en el cerebro, pero ambas pueden llegar por el torrente sanguíneo, y hay receptores en las membranas neuronales del hipotálamo y otras regiones del cerebro que reconocen dichas hormonas.
Lo que "masculiniza" de otro modo el cerebro femenino es un aumento de la producción de testosterona que acontece entre las ocho y veinte por semana de embarazo. Esto es parte del proceso de diferenciación entre los cerebros masculino y femenino, con diferencias promedio características que aparece en la distribución de los receptores neuronales para las hormonas. La existencia de receptores en el cerebro para la testosterona y los estrógenos producidos en otras regiones también ilustra la importancia de las múltiples interacciones entre el cerebro-cuerpo.
La hormonas sexuales como los esteroides no son las únicas que afectan los procesos del cerebro, también están relacionadas estrechamente con la química del cerebro equivalentes a las hormonas esteroides, los neuroesteroides, que actúan un poco como el BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro) y otros factores de crecimiento, que están presentes en diferentes concentraciones en los encéfalos de los hombres y las mujeres antes de su nacimiento.
Estas complejas interacciones hormonales, que se producen incluso antes del nacimiento, no son sino una de las muchas razones por las cuales no es posible simplemente "leer" las diferencias promedio entre los niños y niñas, hombres y mujeres como consecuencia única de causas genéticas y cromosómicas, y por qué la comprensión de la relación entre el Género y Sexo ha sido tan difícil.
Tales diferencias son, en efecto, una medida estadística (el promedio); hay una considerable variación individual, y es sólo parte del problema tratar de reducir las diferencias humanas del Sexo y el Género (y todavía más en la orientación sexual) a la simple existencia de los cromosomas, las hormonas, o de cualquier otra medida "biológica" única.
Durante el desarrollo posnatal otras diminutas diferencias en la estructura del cerebro aparecen. Aunque los dos hemisferios cerebrales parecen idénticos en tamaño y forma, hay pequeñas asimetrías, y el cerebro masculino tiende a ser más asimétrico que el femenino.
Existen también manifiestas diferencias en la estructura y tamaño en las regiones del hipotálamo y cuerpo calloso. No es de extrañar que esta sea una área disputada ferozmente; porque dichas similitudes y diferencias pueden ser objeto de apropiación (o desapropiación) para reclamar y poder explicar la persistencia de la dominación de los hombres en una sociedad patriarcal.
Es bien conocido que ciertos rasgos, como la ceguera a los colores y la hemofilia, puede ser llevados a través de la mujer, pero solo se expresa en el sexo masculino; una consecuente declaración es que todos los cerebros humanos comienzan siendo femeninos, y que algunos "se masculinizan" durante el desarrollo del feto, una "masculinización" en la cual la diferencia cromosómica es necesaria pero no suficiente.
Una clave de esta "masculinización" es la hormona testosterona. Popularmente, la testosterona es la hormona "masculina", el estrógeno es hormona femenina.
Sin embargo, en realidad, la testosterona y los estrógenos son producidos por hombres y mujeres, sólo que las proporciones varían en promedio; estando la testosterona presente en mayor concentración en los varones.
Ninguna de estas hormonas es producida en el cerebro, pero ambas pueden llegar por el torrente sanguíneo, y hay receptores en las membranas neuronales del hipotálamo y otras regiones del cerebro que reconocen dichas hormonas.
Lo que "masculiniza" de otro modo el cerebro femenino es un aumento de la producción de testosterona que acontece entre las ocho y veinte por semana de embarazo. Esto es parte del proceso de diferenciación entre los cerebros masculino y femenino, con diferencias promedio características que aparece en la distribución de los receptores neuronales para las hormonas. La existencia de receptores en el cerebro para la testosterona y los estrógenos producidos en otras regiones también ilustra la importancia de las múltiples interacciones entre el cerebro-cuerpo.
La hormonas sexuales como los esteroides no son las únicas que afectan los procesos del cerebro, también están relacionadas estrechamente con la química del cerebro equivalentes a las hormonas esteroides, los neuroesteroides, que actúan un poco como el BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro) y otros factores de crecimiento, que están presentes en diferentes concentraciones en los encéfalos de los hombres y las mujeres antes de su nacimiento.
Estas complejas interacciones hormonales, que se producen incluso antes del nacimiento, no son sino una de las muchas razones por las cuales no es posible simplemente "leer" las diferencias promedio entre los niños y niñas, hombres y mujeres como consecuencia única de causas genéticas y cromosómicas, y por qué la comprensión de la relación entre el Género y Sexo ha sido tan difícil.
Tales diferencias son, en efecto, una medida estadística (el promedio); hay una considerable variación individual, y es sólo parte del problema tratar de reducir las diferencias humanas del Sexo y el Género (y todavía más en la orientación sexual) a la simple existencia de los cromosomas, las hormonas, o de cualquier otra medida "biológica" única.
"THE 21st-Century BRAIN", Explaining, Mending and Manipulating the Mind, Steven Rose, 2005, pages 81 - 83