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"Understanding the Brain", The Birth of a Learning Science, 2007, pages 117 - 118
Al Aprender, NO Importa el Género
El Informe PISA 2003 es sólo uno de los más recientes que revelan las cuestiones de género relacionadas con el aprendizaje y las diferencias en el rendimiento escolar y sus logros académicos. Mucho más discutibles son las obras que han aparecido en los últimos años que afirman estar inspiradas por resultados científicos para demostrar que hombres y mujeres piensan de forma diferente debido a la diferencia en el desarrollo del cerebro.
Títulos como "¿Por qué los Hombres no Escuchan y las Mujeres no Pueden Leer Mapas?" se han convertido en lectura popular. ¿Cuánto de esto está fundamentado en la investigación Científica? ¿Existe un "cerebro femenino" y un "cerebro masculino"? ¿Debe adecuarse los estilos de enseñanza en función del sexo?
Existen diferencias morfológicas y funcionales entre el cerebro masculino y femenino. El cerebro masculino tiene un peso mayor en promedio, por ejemplo. Y en lo que se refiere al uso del idioma, se activan mas áreas del cerebro en las mujeres. Pero determinar lo que significan estas diferencias es extremadamente difícil.
Ningún estudio ha demostrado hasta la fecha la existencia de procesos específicos para cada género implicados en la creación de redes neuronales durante el aprendizaje; y es esta área otra candidata para investigaciones adicionales.
Los términos "cerebro femenino" y "cerebro masculino" se refieren a "formas de ser" descrito en términos cognitivos, más que a cualquier realidad biológica. Barón-Cohen, que utiliza estas expresiones para describir el autismo y otros trastornos relacionados (2003), opina que los hombres suelen ser más "metódicos" (capacidad de comprender los sistemas mecánicos) y las mujeres son mejores en el área de la comunicación (capacidad para comunicarse y entender a los demás), y sugiere que el autismo puede entenderse como una forma extrema del "cerebro masculino. Pero él no propone que los hombres y las mujeres tengan cerebros radicalmente diferentes ni que las autistas (mujeres) tengan un cerebro masculino. El empleo de los términos "cerebro masculino y cerebro femenino" es para referirse a determinados perfiles cognitivos; y es una desafortunada elección de la terminología, si esta contribuye a distorsionar las ideas sobre el funcionamiento del cerebro.
Aun si se demostrase que, en promedio, el cerebro de una chica es menos capaz de aprender matemáticas, ¿Sería motivo para proponer una educación especializada en base a estas diferencias?. Si el objetivo de la educación fuera producir seres humanos intensamente especializados, entonces la pregunta al menos se puede considerar, pero siempre que la función más importante de la educación siga siendo la de crear ciudadanos con una buena base cultural, ese discurso pierde su importancia dentro de una política educativa coherente. Cuando se puede demostrar que las diferencias existen, estas se basan en pequeñas diferencias porcentuales (estadísticas).
Son más importantes las variaciones individuales. ¿Como conocer si una niña, tomada al azar, será más o menos capaz de aprender un tema en particular que un niño tomado también al azar? etc.
Títulos como "¿Por qué los Hombres no Escuchan y las Mujeres no Pueden Leer Mapas?" se han convertido en lectura popular. ¿Cuánto de esto está fundamentado en la investigación Científica? ¿Existe un "cerebro femenino" y un "cerebro masculino"? ¿Debe adecuarse los estilos de enseñanza en función del sexo?
Existen diferencias morfológicas y funcionales entre el cerebro masculino y femenino. El cerebro masculino tiene un peso mayor en promedio, por ejemplo. Y en lo que se refiere al uso del idioma, se activan mas áreas del cerebro en las mujeres. Pero determinar lo que significan estas diferencias es extremadamente difícil.
Ningún estudio ha demostrado hasta la fecha la existencia de procesos específicos para cada género implicados en la creación de redes neuronales durante el aprendizaje; y es esta área otra candidata para investigaciones adicionales.
Los términos "cerebro femenino" y "cerebro masculino" se refieren a "formas de ser" descrito en términos cognitivos, más que a cualquier realidad biológica. Barón-Cohen, que utiliza estas expresiones para describir el autismo y otros trastornos relacionados (2003), opina que los hombres suelen ser más "metódicos" (capacidad de comprender los sistemas mecánicos) y las mujeres son mejores en el área de la comunicación (capacidad para comunicarse y entender a los demás), y sugiere que el autismo puede entenderse como una forma extrema del "cerebro masculino. Pero él no propone que los hombres y las mujeres tengan cerebros radicalmente diferentes ni que las autistas (mujeres) tengan un cerebro masculino. El empleo de los términos "cerebro masculino y cerebro femenino" es para referirse a determinados perfiles cognitivos; y es una desafortunada elección de la terminología, si esta contribuye a distorsionar las ideas sobre el funcionamiento del cerebro.
Aun si se demostrase que, en promedio, el cerebro de una chica es menos capaz de aprender matemáticas, ¿Sería motivo para proponer una educación especializada en base a estas diferencias?. Si el objetivo de la educación fuera producir seres humanos intensamente especializados, entonces la pregunta al menos se puede considerar, pero siempre que la función más importante de la educación siga siendo la de crear ciudadanos con una buena base cultural, ese discurso pierde su importancia dentro de una política educativa coherente. Cuando se puede demostrar que las diferencias existen, estas se basan en pequeñas diferencias porcentuales (estadísticas).
Son más importantes las variaciones individuales. ¿Como conocer si una niña, tomada al azar, será más o menos capaz de aprender un tema en particular que un niño tomado también al azar? etc.
"Understanding the Brain", The Birth of a Learning Science, 2007, pages 117 - 118